viernes, 27 de febrero de 2009

Los estudiantes se organizan para plantar cara al Plan Bolonia

Durante las últimas semanas se han venido reuniendo estudiantes de distintos institutos y Universidad de Cartagena, constituyendo ayer jueves 26 de Febrero en el Centro de Recursos Juveniles, la Asamblea de Estudiantes de Cartagena Contra Bolonia.

Los estudiantes de la Asamblea de Estudiantes de Cartagena Contra Bolonia manifiestan su rechazo a una reforma que califican de mercantilista, elitista y privatizadora. Defendiendo a su vez una educación pública universitaria a precios públicos en contraposición al aumento de tasas y los precios ya de por sí prohibitivos, en especial para los masters.

Según Diego, uno de los responsables de la Asamblea, “los partidarios de Bolonia dicen que este proceso es un proceso de Convergencia Europea. Sin embargo, la implantación del proceso de Bolonia no supone para los estudiantes una convergencia en derechos sociales y académicos con el resto de nuestros compañeros en Europa. Ellos harán el grado en 3 años; nosotros en 4. En muchos países europeos los años de formación universitaria cotizan para la jubilación. A nosotros nos penalizan…

A esto le sumamos ahora el “robo” de los nuevos másters, que multiplican por tres los antiguos precios de licenciatura en España y por siete el precio de máster público en muchas capitales europeas. En Berlín nuestros compañeros pagan 250 €. En París 226. Que no nos vendan como Convergencia Europea un aumento de precios injustificable. Esto es un ajuste de cuentas de los que no creen en la Universidad como servicio público.”

Por todo ello, las Asamblea ha acordado comenzar los contactos y preparativos con los representantes de estudiantes y organizaciones político-sociales de cara a secundar en Cartagena la Huelga-Manifestación contra el proceso de Bolonia para el Jueves 12 de Marzo, convocada en toda España.

Finalmente, la Asamblea de Estudiantes de Cartagena Contra Bolonia, que se declara horizontal, abierta y participativa, invita al conjunto del estudiantado cartagenero a participar en sus propias reuniones y actividades. La próxima reunión se realizará este lunes a las 19:00h en el Centro de Recursos Juveniles.

martes, 24 de febrero de 2009

Carlos Fernández Liria: "Bolonia no existe. Bolonia es una tapadera de otra cosa"

http://www.kaosenlared.net/img2/83/83417_BMCAK8AILTCA34DC4WCAM7ELS.jpgSB-Noticias.- El conocido escritor y profesor madrileño Carlos Fernández Liria, afirma: "lo único que significa el movimiento anti-Bolonia es la defensa de la Universidad pública. No parece que sea esa precisamente una idea anti sistema, sino más bien una defensa de lo que es una conquista obrera, trabajadora, de toda la vida, que es el derecho a una escuela pública, una educación pública y una universidad pública".


En la edición de ayer martes del diario Público, Francisco Michavila afirmaba sobre este mismo asunto: "Si el profesorado es escéptico ante la transformación, Bolonia puede acabar en un simple retoque estético", y "no es posible el cambio sin conocer la opinión de los estudiantes. Su voz debe ser respetada y escuchada".

Contesta Fernández Liria que Michavila es una persona que lleva desde los tiempos del Informe Bricall, desde el año 2000, "inundando el Ministerio de unos libros blancos, de unos informes de experto, (que no se sabe de dónde le ha salido esa categoría), unos informes hechos con una especia de corta y pega de Windows que creo que no ha leído ni él. Además lleva suplantando la voz de las instancias universitarias que tendrían que opinar del asunto, y no se sabe de dónde ha salido este señor, ni quién le ha llamado ni quién le ha dado vela en este entierro. Pero parece ser la máxima autoridad en la materia. Es sorprendente. Si está silenciando la voz de los estudiantes desde hace años...", comenta, mostrando su perplejidad por las últimas declaraciones de Michavila.

"Bolonia no existe. Bolonia es una tapadera de otra cosa"

"Michavila puede salir, o tantas autoridades académicas que es lo que dicen los rectores todo el tiempo. Pero, ¿qué se tiene contra Bolonia? ¿Qué se tiene contra la homologación de títulos europeos? ¿Qué se tiene contra la formación de un espacio de educación superior europeo? ¿Cómo puede parecer mal esta idea?", pregunta Fernández Liria, contestándose él mismo: "No, si esta idea no le puede parecer mal a nadie. El problema que hay es que en la declaración de Bolonia hay dos puntos fundamentales, que son la homologación de títulos para que se pueda convalidar un título por otro a nivel europeo con mucha facilidad, y la movilidad europea de los estudiantes. Contra eso nadie tiene nadie. Lo único que pasa es que eso es precisamente lo que no se ha hecho", sentencia.

Afirma que no se ha llevado a cabo la homologación de títulos porque, de hecho, la ministra Cabrera, cuando era ministra de universidades, lo primero que hizo fue renunciar al modelo de 3+2, es decir, tres años de grado y dos de posgrado, que es el que se ha implantado fundamentalmente en Europa, y poner 4+1. Según el profesor, esto es "señal de que el tema de la homologación les importaba un pito desde un principio".

"En cuanto a la movilidad de los estudiantes por Europa: ja, ja, ja"

"¿A quién le van a contar esa mentira? ¿Pero qué movilidad de los estudiantes por Europa? Para eso hace falta dinero, no hace falta un Plan Bolonia. ¿Les van a dar el dinero para moverse por Europa? Ni por un momento se ha mencionado la posibilidad de triplicar la donación de las becas Erasmus, y de triplicar las becas Erasmus, las que permiten la movilidad europea", señala Fernández Liria.

Según el mismo, actualmente lo que recibe un becado Erasmus escasamente le alcanza para pagarse el billete, y el alquiler de ninguna manera. "Tienen que trabajar siempre en una pizzeria... Deben ser unos 100 euros al mes... Una cosa ridícula, patética. ¿Con eso pretenden la movilidad europea?", inquiere el escritor.

"Ni movilidad, ni homologación, esa es la pura realidad. Entonces, ¿qué es Bolonia?"

La respuesta a esta pregunta la ofrece Fernández Liria categóricamente: "Lo que está diciendo el movimiento estudiantil. Lo que se esconde por detrás de esa pretendida revolución educativa a nivel europeo es una mercantilización de la universidad pública".

En su opinión, esto lo han diagnosticado los estudiantes perfectamente. "Es una cosa muy sencilla. - explica- Se trata sencillamente de que la universidad pública no va a recibir dinero público, dinero de los impuestos, para proyectos de investigación, para planes de estudios, para departamentos, para becarios, si previamente no demuestran esos departamentos, esos proyectos de investigación, esos grupos de investigación, esos laboratorios... una previa obtención de financiación externa, de financiación privada".

Y continúa su argumentación: "Esto si te pones a pensarlo es una medida neoliberal a la que ya estamos acostumbrados. Las empresas no sólo pagan cada vez menos impuestos sino que quieren chupar el dinero de los impuestos para sus propios intereses. Es decir, van a aplicar un aspirador de dinero público a la universidad, para quedarse con el dinero de los impuestos".

El escritor ejemplifica sus argumentaciones: "Pongamos por caso, que una empresa farmaceútica quiere hacer un negocio con un determinado medicamento que quiere investigar en un laboratorio. Pone 10 euros en un departamento universitario de la universidad pública, y entonces el Estado pone 100 euros para ese mismo departamento. Por cada 10 de financiación privada, el Estado pone 100 € de financiación pública. Es decir, la empresa se apropia de 100 euros de dinero público para pagar becarios que van a trabajar gratis para ellos, y todo un departamento que va a estar trabajando gratis para hacer una investigación que en realidad tiene un interés puramente económico para una empresa privada".

La otra contrapartida, observa además, es que existen determinados departamentos, determinadas líneas de investigación en la universidad, que no van a tener nunca financiación privada y por lo tanto dejarán de tenerla pública. "Por ejemplo, yo pertenezco al departamento de metafísica. Ya me contarás a qué empresa, a qué laboratorios farmaceúticos o a qué oligopolio, a qué corporación económico le vendo yo la sustancia de Aristóteles...", comenta.

Es mentira que con el Plan Bolonia se vaya a obtener más trabajo

Mientras tanto, critica que se afirme que este Plan sirve para poner la universidad al servicio del mundo laboral, y que así se va a obtener más trabajo. "Eso es una mentira completamente canalla y cegata. Si no hay trabajo es porque no hay trabajo, no porque la universidad esté mal. Si hay un mercado laboral basura, es porque hay un mercado laboral basura, no porque la universidad no sepa adaptarse al mercado laboral basura. De hecho, con Bolonia lo que va a hacer la universidad es adaptarse a un mercado laboral basura, y entonces se va a crear una universidad basura, que es exactamente la peor medida que podríamos tomar. Porque si los licenciados actuales no encuentran trabajo teniendo una formación más o menos digna, pues cuando tengan una formación basura ya me contarás qué trabajo van a encontrar", apunta Carlos Fernández.

Adelanta que las empresas van a contratar a quienes en el mundo de las universidades privadas realicen másteres millonarios para formarse como "élite tecnocrática empresarial a nivel europeo". "Los que tengan dinero se pagarán un máster en Cambridge o en alguna universidad privada en Madrid, carísimo, o el máster la Cátedra Repsol no sé qué... que a lo mejor eso sí le da trabajo. Pero costará un dineral y no estará al alcance de los precios públicos que puede pagarse la ciudadanía media".

"El Plan Bolonia supone el fin de la universidad pública tal y como la conocemos"

Aclara Fernández Liria que no es que se vaya a acabar con la universidad pública. "Ni los estudiantes piensan eso, ni los profesores que estamos en contra de Bolonia creemos eso. No se va a acabar con la universidad pública. Nunca se acaba con las cosas que no son rentables. ¡Qué tontería! Naturalmente que no se va a privatizar la universidad. Todo lo contrario. Lo que se va a hacer es ponerla al servicio de las empresas, de tal manera que a través de la universidad pública, las empresas puedan aspirar el dinero de los impuestos".

Plan Bolonia: mercantilización de la enseñanza

Según el profesor y escritor, el Plan Bolonia significa en realidad la "mercantilización de la enseñanza". "Y esto, ya me gustaría a mí que Michavila o Rubiralta, el director general de universidades, o las dos ministras de educación se sentaran, igual que Ángel Gavilondo lo hizo el año pasado, o el rector de la Complutense, Carlos Berzosa, a debatir públicamente. Pero esta vez ante las cámaras de televisión, con esos estudiantes que tanto dicen que están mal informados. Que se sentarán, a ver si se atreven", afirma.

Los estudiantes piden un debate público sobre el Plan Bolonia

"Les iban a pegar un varopalo... - vaticina Fernández Liria - Porque mientras que ellos no han leído ni los textos que ellos mismos han firmado, los estudiantes en cambio sí los han leído, se los conocen muy bien. Que se atrevan realmente a mantener una discusión pública con ellos. Que además, por otra parte, los estudiantes no están pidiendo otra cosa. No están pidiendo que se paralice Bolonia, sino un debate público. Lo que están pidiendo es que se haga un paréntesis en la aplicación de Bolonia para tener un debate público ante las cámaras de televisión. Que se atrevan a hacerlo. Ya veremos lo que les pasa. No lo hacen porque no se atreven, porque saben que les machacan", concluye.

Seis preguntas a los defensores de Bolonia

Monserrat Galcerán

Ante las dimensiones que están tomando las protestas contra la implantación del llamado proceso de Bolonia, las autoridades ministeriales han anunciado que van a poner en marcha una campaña de comunicación, lo que me sugiere hacerles las siguientes preguntas:

1ª.- ¿Por qué una campaña de comunicación en vez de un debate abierto sobre la situación de la Universidad?

Una campaña de comunicación supone que las decisiones ya están tomadas y son correctas; lo que falla es la “comunicación” o sea que aquellos que deben sufrirlas estén de acuerdo con ellas; es un procedimiento radicalmente tecnocrático y despótico, mientras que abrir un debate implica que se es consciente de los problemas y que se quiere resolverlos por medio de acuerdos, reconociendo los argumentos de las otras partes.

Pero los defensores de Bolonia no están de acuerdo en aceptar ese criterio básico. Por lo que se refiere al procedimiento de aplicación del proceso, saben perfectamente que las decisiones se tomaron por acuerdo de los Ministros de Educación de los países de la Unión europea, que han sido revalidados por ellos mismos y que se han impuesto a golpe de decreto, sin que en ningún momento haya habido un debate amplio sobre las transformaciones en curso. ¿Por qué entonces no abrirlo? ¿Por qué “comunicar” unas decisiones ya tomadas en vez de debatirlas? ¿Acaso ese debate pondría en juego la legitimidad democrática de las Instituciones? ¿Se supone que en un país democrático los/as ciudadanos/as delegan hasta tal punto sus funciones en los Gobiernos que en ningún momento pueden reclamar un debate directo sobre cuestiones que les afectan plenamente? ¿Por qué es anti-democrático debatir y en cambio es plenamente democrático “comunicar”?

2ª.- Se dice que el único objetivo del Plan Bolonia es homologar los títulos entre las diversas Universidades europeas, pero si esto es así, ¿cómo se explica que la duración de los Grados y de los Masters no sea la misma en todas las Universidades europeas?

En efecto, se dice que el objetivo es homologar los títulos en toda Europa pero en España los Grados van a ser de cuatro años, mientras que en otros países europeos van a ser de tres. Eso significa que los estudiantes españoles tendrán que cursar un año más, bajo el pretexto de que nuestra enseñanza secundaria es peor que la de otros países. Pero además la norma no se aplica ni a Medicina ni a Arquitectura. ¿Por qué dos carreras fundamentales como éstas no se van a adecuar al Plan Bolonia y todas las demás sí? ¿Se supone acaso que el recorte en conocimientos, resultado de pasar de Licenciaturas de 5 años a Grados de 4, es aceptable en general, pero pondría en cuestión la profesionalidad de aquellos estudios? ¿Puede ser cierto que en otras carreras la disminución de conocimientos no afecte a la capacitación profesional, como señalan sus defensores, cuando sin embargo es evidente que con un año menos habrá materias de estudio que no se podrán impartir?

La reducción de la duración de los títulos, de 5 a 4 años, se entiende mejor si en vez de pensar que responde a la necesidad de homologación, que como vemos tampoco se da, se la contempla en la perspectiva de una reducción de gastos en la educación, que queda corroborada por la diferencia económica entre Grado y Master – más caro el segundo que el primero. Con ello el Grado pasa a ser la formación “general” para los futuros trabajadores de las profesiones “intelectuales”, intelectual y profesionalmente devaluadas, por lo que su nivel de exigencia es más bajo.

3ª.- Por otra parte, si el objetivo es simplemente la homologación de títulos, ¿por qué el Grado lleva anexa la necesidad de preparar para una salida profesional, hasta el punto de que hay que señalar qué porcentaje de egresados ejerce una profesión ligada a ese título?

Resulta extraño que si el Presidente de la CRUE y Rector de la Universidad autónoma de Madrid, Don Angel Gabilondo es el representante por España en la EUA (European University Association) y todos los informes de dicha Agencia resaltan explícitamente que la “empleabilidad” es uno de los objetivos de las transformaciones introducidas por Bolonia, este académico señale que “no somos adiestradores profesionales ni nuestro único objetivo es capacitar para producir” (Público, 8.12.2008). ¿Por qué entonces hay que ligar los Grados al ejercicio de una profesión? ¿Por qué hay que señalar el número de egresados, siendo éste un dato que la ANECA exige para aprobar el Grado y para permitir que se imparta?

“Empleabilidad” significa “ser capaz de ser empleado”, o sea que los conocimientos que exponga el graduado se correspondan con las exigencias de un empleo y sobre las características de los empleos resuelven las empresas. ¿No significa eso que las cualificaciones que la Universidad ofrece deben adecuarse a las exigencias de los empleos que ofrecen las empresas? ¿Qué puede significar la “empleabilidad”, si no es eso?

El profesor anteriormente citado amplía su postura señalando que “no hemos nacido para ser empleados”, pero si es así, ¿por qué la “empleabilidad” o sea el formar gente que pueda ser empleada es requisito imprescindible para que los Grados sean aprobados? Si las memorias de los títulos se elaboran con criterios fundamentalmente académicos, ¿por qué hay que introducir como requisito ineludible la ligazón con el ejercicio de una profesión? ¿Y por qué sin embargo y de forma paradójica, títulos que ahora permiten el ejercicio de una profesión como profesor o abogado, van a perder esa capacidad, pues los nuevos Grados no van a capacitar para ellas y se exigirá el haber cursado un Master profesionalizante? ¿No está en contradicción esa medida con el carácter profesionalizador de los Grados y no es una muestra indirecta de que el descenso en la calidad de los títulos exige que los futuros profesionales los complementen con un Master?

También en este caso la cuestión resulta mucho más comprensible si en vez de negarlo, se acepta que el objetivo de la reforma es, como dicen los informes, el conseguir la máxima “empleabilidad”. El problema es que transformar la Universidad en una fábrica de graduados precarios altera de raíz su función social y tal vez por eso nuestras autoridades se toman tanto trabajo en negarlo.

4º. Según el Diccionario de la real Academia “mercantilizar” significa convertir en mercantil algo que no lo es de suyo.

Los defensores de Bolonia sostienen que no hay tal mercantilización, para lo cual hay que suponer que desconocen el significado del término. Pues ¿qué es sino mercantilizar, el convertir el derecho a la educación, que los organismos públicos deben garantizar con una adecuada financiación de las Universidades, en un servicio que los estudiantes pagan y que debe tenderse a cobrar en su coste integro? Se dirá que las tasas cubren en este momento un porcentaje bajo de los gastos en educación, pero no se olvide que los Masters deben ofrecerse a coste 0 (o sea que ingresos y gastos se equiparen) y que sus créditos son de precio sensiblemente más alto que los del Grado (16€ crédito frente a 26€ de media), sin contar los Masters especiales que son todavía más caros.

A ello se añaden las becas-préstamo que suponen una hipoteca para el estudiante – y un negocio para las entidades financieras – pues deberán devolverse en el momento en que el titulado obtenga un trabajo con ciertas rentas. ¿No es eso convertir en mercantil un bien público como la educación y la formación? ¿Qué otro término le corresponde sino “mercantilizar”?

5º.- Si la Universidad no tiene nada que ver con el mercado ni con las empresas, ¿por qué un porcentaje altísimo de los miembros de los Consejos sociales, que tienen competencias en fijar las tasas y decidir los presupuestos, así como en la política de plantillas, son miembros de grandes empresas y entidades financieras?

El Consejo social se introdujo como una manera de acercar la Universidad a la sociedad, pero dado el tipo de sociedad en que vivimos, sus puestos han sido copados por representantes de grandes empresas y del mundo financiero que imponen criterios empresariales de gestión. Si tenemos en cuenta que entre sus atribuciones se cuentan la aprobación de los presupuestos y la de las plantillas, resulta que ese Consejo impone medidas de corte económico, mercantil y productivista absolutamente ajenas a la lógica de una institución docente y de investigación. Pero es más ¿por qué, vista la crisis del sistema financiero, debemos pensar que tal intromisión va a dejar indemne la estructura universitaria? ¿Acaso la fuerte política de endeudamiento y de restricciones presupuestarias es independiente de esa composición de los órganos directivos? ¿Y lo es también la constante precarización del profesorado por el que se bloquean las plazas bien remuneradas y se dificulta el recambio generacional de tal modo que, para los jóvenes docentes e investigadores, es casi imposible hacer una carrera académica en condiciones?

6º.- Si el único objetivo de Bolonia es homologar los títulos, ¿por qué deben cambiarse los métodos didácticos dando cabida a una serie de habilidades y competencias cuyo rendimiento es muy discutible para la formación intelectual?

Somos muchos/as los/as que no estamos de acuerdo con la consideración de la clase magistral como único método didáctico y que consideramos que una educación democrática no puede consistir en un mero adiestramiento, ni tampoco en la memorización de conocimientos transmitidos de forma autoritaria por profesores a los que se supone competencia para ello. Pero eso no tiene nada que ver con privilegiar competencias y habilidades del tipo “desarrollar actitudes de liderazgo”, “tener buen dominio de herramientas informáticas” o “saber hablar inglés fluido”. Es evidente que algunas de estas competencias son de carácter instrumental y que son necesarias en un determinado tipo de estudios. Pero otras, como la de “desarrollar actitudes de liderazgo” sólo es inteligible desde el supuesto de que los estudiantes de hoy serán los cuadros políticos y empresariales de mañana, lo que refuerza una concepción elitista de la Universidad, muy poco acorde con concepciones más democráticas e igualitarias. Y radicalmente incompatible con las exigencias actuales de los trabajadores del conocimiento, que no son ya los viejos cuadros de las empresas industriales sino profesionales activos en el tejido social contemporáneo, cuyas formas de trabajo pueden ser distintas del empleo clásico.

Esas son sólo algunas preguntas que abundan en la consideración de que, dadas las actuales condiciones, debiera abrirse una moratoria que permitiera discutir el proceso y tomar las medidas pertinentes. No son sólo los estudiantes españoles; ha habido protestas contra Bolonia en prácticamente todos los países europeos, a excepción tal vez del Reino Unido; las acciones en las diversas Universidades han tomado gran amplitud y aunque sólo una minoría de profesores hemos tomado una actitud activa, son muchos los escépticos y los descontentos. Creo que por ello hay que sentarse a discutir y lo que desde luego no es admisible es criminalizar un movimiento que ha demostrado mucha mayor sensibilidad ante los problemas de la Universidad que los gestores académicos, siempre pendientes de no importunar a las autoridades.

Es el momento del debate y no de los expedientes. Eso es lo que los estudiantes reclaman y lo que ya no puede demorarse. Por ello es preciso que nos tomemos el tiempo que haga falta antes de que sea demasiado tarde.

Montserrat Galceran es Catedrática de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.

Rebelión

Reunión asamblea de estudiantes de cartagena - Paremos Bolonia!!!‏

Hay un asunto pendiente con el gobierno de Zapatero: El plan Bolonia. El próximo Jueves 26 de Febrero en el centro de recursos juveniles a las 18:30h (Alfonso XIII junto a la Asamblea Regional) se celebrará la primera reunión de LA ASAMBLEA DE ESTUDIANTES DE CARTAGENA, donde se hablará de la huelga y manifestación del 12 de Marzo en contra del plan bolonia en Cartagena.

Rebota la convocatoria por email!!!

http://movimiento.noabolonia.org